Violencia de género: “Síntoma de una sociedad violenta”
La jueza Natalia Molina expuso sobre la violencia de género y doméstica y su abordaje en la justicia de la Ciudad de Buenos Aires en el Congreso Internacional “Conciencia de Género y Sociedades Pacíficas” el pasado jueves 21 de abril. La creación de una política de Estado centrada en la educación, la capacitación de los magistrados en cuestiones de género, y una comunicación adecuada de los casos de violencia, entre los puntos planteados por la magistrada.
Mujeres referentes en materia de violencia de género expusieron sobre esta problemática en el Congreso Internacional “Conciencia de Género y Sociedades Pacíficas”, realizado el 21 de abril en el Palacio San Martín -sede de la Cancillería Argentina- y organizado por Business and Professional Woman Recoleta y el Centro de Diálogo Intercultural Alba. La jueza Natalia Molina, titular del juzgado N°8 en lo Penal, Contravencional y de Faltas y miembro representante de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina, participó del panel “Repensar la cuestión de género. Un abordaje multidisciplinario”, en compañía de Diana Maffía, Directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad, la investigadora del Centro de Investigaciones Filosóficas Constanza Serratore, la periodista Fanny Mandelbaum y la directora de Protección Social de la Fundación CIPPEC, Gala Díaz Langou.
Al comienzo de su exposición, Molina destacó que la violencia doméstica no afecta sólo a mujeres sino también a niños. “Es un tema delicado en el que antes de decidir cualquier cuestión, se debe considerar la institución de la familia”, explicó la jueza. “Creo que la violencia que se representa en el ámbito familiar es una réplica del sistema y de la sociedad a la cual pertenece esa mujer, esos niños y ese hombre. Por lo que descontextualizar el tema – parándonos solamente en el tratamiento del caso puntual- es en mi criterio un error”, agregó la magistrada. Como resultado de esto, propuso apreciar estas situaciones desde un punto de vista de contexto y desde todos los elementos que atraviesan la violencia de género y la doméstica, es decir “la realidad, la cultura, la religión, la costumbre y la ley de una sociedad”.
Por otro lado, la jueza señaló que este flagelo “no es un patrimonio de la República Argentina” sino que –a raíz de sus viajes en calidad de miembro de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina- “pudo conocer países muy y poco desarrollados”, y que en todos los casos se registra violencia de género y doméstica. “Es un fenómeno mundial”, señaló. Y agregó: “Por supuesto que cada región tiene particularidades respecto a su cultura, religión, realidad sociopolítica y económica que caracterizan a la violencia”.
Llegando al tema central del panel, el abordaje multidisciplinario de la violencia de género, Molina valoró el hecho de que el juez cuente con la colaboración y cooperación de equipos interdisciplinarios para avanzar con certeza y poder resolver el conflicto. “El trabajo interdisciplinario colabora para hacer un acompañamiento efectivo y directo de la víctima de violencia doméstica o de género y enfoca la cuestión desde un punto de vista muy positivo; hace que los funcionarios de la justicia -jueces y fiscales- puedan muñirse de elementos de apreciación del contexto de situación que vive esta víctima”, señaló.
La importancia de este recurso interdisciplinario radica en que si la declaración de la víctima no es tomada por un especialista en una oficina especializada –como lo es la Oficina de Violencia Doméstica creada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación- es probable que se pierdan detalles del testimonio. “Es complicado demostrar un caso de violencia de género o doméstica, ya que en general se manifiesta en ámbitos privados, y exigir un testigo ocular de los hechos es muy difícil”, reconoció la magistrada, destacando que por eso contribuye que la persona que recibe la declaración testimonial de la víctima “sea una correcta receptora de este relato” y no “un oficial común sin ninguna instrucción sobre la mirada de género”. “El análisis posterior de la declaración va a arrojar con certeza cuál es el panorama frente al cual nos encontramos”, explicó Molina, quien además indicó que cuando la letra de la ley local le “queda corta”, aplica la ley internacional.
“No digo que los jueces tengamos la solución mágica a esta clase de conflictos, síntoma de una sociedad violenta que es necesario tratar con antelación a que el caso llegue en contacto directo con la justicia penal. Sin embargo, se pueden aplicar diferentes medidas a lo largo del proceso en pro de la defensa de los derechos de las mujeres y los niños afectados”, afirmó.
En la Ciudad de Buenos Aires, la jueza indicó que la Oficina de Asistencia a la Víctima –perteneciente al Ministerio Público Fiscal porteño- “ha sido un mecanismo efectivo”. “Me preocupo personalmente de que exista un seguimiento y un acompañamiento directo de la víctima, no solo en el momento del proceso sino también del juicio, donde la víctima tiene que poder tener derecho a que el imputado abandone la sala para declarar con tranquilidad frente al tribunal”, expresó la magistrada. Además, respecto a los mecanismos que prevé el Código Procesal Penal para proteger a la víctima, Molina resaltó que “se pueden ordenar allanamientos para detener al imputado cuando la situación de riesgo es altísima, pero es una decisión de precisión quirúrgica, porque no solo debe evaluarse la situación en concreto sino el efecto de la decisión judicial”.
Ya finalizando, la jueza Natalia Molina formuló ciertas preocupaciones y propuestas. En primer lugar, crear una política general de Estado, con programas específicos que estén presentes en escuelas primarias, a muy temprana edad, no solamente dirigidos a las mujeres sino también a los hombres. “Si las mujeres seguimos hablando de los problemas de las mujeres, es una discusión inútil, tenemos que incluir a los varones en esta discusión y comprometerlos para que así exista responsabilidad”, subrayó. En segundo lugar, señaló la importancia de la capacitación de magistrados y magistradas del Poder Judicial en cuestiones de género.
A continuación, criticó el rol de los medios de comunicación a la hora de formar una opinión social y de difundir noticias relacionadas con violencia de género. “Creo que hay una falla en la comunicación periodística de los casos que involucran violencia de género y doméstica porque la mala noticia es la buena noticia”, expresó, e hizo alusión al asesinato de una mujer quemada por su esposo hace unos años. “A partir de ahí se produjo un fenómeno que fue que la forma de cometer los homicidios o tentativas de homicidios de mujeres era prendiéndolas fuego. No digo que no haya que comunicar, digo que hay que cuidar la manera de comunicar”, pronunció.
Por último, cuestionó la imagen que los medios de comunicación – especialmente en programas de entretenimiento- dan de la mujer. “Somos inteligentes, participamos en diferentes aspectos de la política y de la sociedad, y esto es algo que es necesario rescatar y resurgir en la sociedad. Las mujeres no solo podemos a veces tener un buen cuerpo. Tenemos que contar con la posibilidad de demostrar frente a la sociedad nuestras posibilidades de ofrecer cosas muy efectivas, del mismo modo que lo hacen los varones, y a veces con mayor sensibilidad que ellos”, finalizó la jueza.