Schafrik disertó en las XI Jornadas de Planificación Estratégica en la Justicia
La camarista participó de las «XI Jornadas de Planificación Estratégica en la la Justicia, VI Encuentro de Planificadores Federales y II Coloquio del Fórum Internacional de Planificadores Judiciales» que se realizaron los pasados 6 y 7 de noviembre en el Salón Rojo y la Sala del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires
La presidenta de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo, Tributario y de Relaciones de Consumo, Fabiana Schafrik, participó del panel «Nuevos desafíos tecnológicos» que compartió con Silvia Bianco, Secretaria de Innovación del Consejo de la Magistratura de la CABA y Guillermo Cosentino representante de la Red Federal Chubut.
La magistrada en el principio de su alocución resaltó el placer de estar en el ámbito de la Facultad de Derecho y agradeció la invitación del equipo de Planificación a quien valoró además en su tarea para la realización de las jornadas.
«Voy a traerles mi pequeña experiencia desde el lugar que me tocó estar a principios de la pandemia fuera de la jurisdicción, pero siendo parte del Poder Judicial en el Consejo de la Magistratura en representación del estamento de los magistrados. Todos los que atravesamos ese momento tan difícil que tuvo un impacto muy importante en la cultura, en la vida social y también en nuestro modo de trabajo, que hasta ese momento percibo que se venían produciendo cambios, pero eran muy paulatinos. ¿Qué quiero decir con esto? Cuando iniciamos la labor en el fuero Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad, allá a fines del año 2000. Ya la idea de coser un expediente había sido superada, ya decíamos bueno ahora el expediente se arma de otra manera y recordábamos cuando pasaban todavía algunos anexos de expedientes cosidos y cómo esto estaba cambiando, ya se utilizaban otros modos para la organización de un expediente», remarcó Schafrik en el comienzo de su exposición. Y agregó: «También algo que empezamos a vivir es que el ordenanza o auxiliar de servicio, ese cargo más bajo primero que tenía nuestro escalafón dejaba de ser una persona que atendiera las necesidades, de prestar su fuerza de trabajo en cada una de las unidades judiciales para empezar a ser estudiantes de derecho. Había una percepción por lo menos de lo que ocurrió en la ciudad en la profesionalización de las jurisdicciones, quizás muchas circunstancias pueden haber concurrido a esa idea».
«Cuando nosotros empezamos a trabajar en el poder judicial en los años 2000 recibimos expedientes de ejecuciones fiscales que tramitaban en otros tribunales y que cuando se constituyó el Poder Judicial de la Ciudad vinieron para nuestro tratamiento. Y eso también provocó una modificación en el tratamiento de esos expedientes, me refiero principalmente a las ejecuciones fiscales, con un Código Procesal nuevo que se alimentaba de la experiencia del Código nacional pero pensado para que una de las partes sea el Estado. Tuvimos otro marco de acción para poder tratar esos expedientes con otra mirada que en otros fueros donde quizás con otras reglas o con otros temas para tratar, se miraban diferente o se entendían, se concebían en forma diferente», contó la jueza sobre las primeras tareas que modificaron el accionar cotidiano de la justicia porteña. Resaltó además que «esos cambios fueron muy paulatinos, al momento o antes de desatarse la pandemia ya dentro de la estructura del Consejo había una preparación, una posibilidad de insertarse informáticamente al expediente electrónico o al expediente judicial electrónico que venía gestando hacía varios años atrás. Entonces de a poco empezó a darse esa realidad con la traducción del lenguaje técnico de los técnicos de informática por parte de la Secretaría de Innovación donde empezaba a traducirse ese lenguaje técnico que podían elaborar el sector informático que siempre esta y con la importancia del trabajo que hacen, con las necesidades judiciales que a través de dicha Secretaría se iba haciendo esta intermediación o traducción de lo informático a lo jurídico».
En su relato la camarista continuó contando «cuando comienza el 2020 como jueces, un tema que nos preocupaba era la inminencia de la aplicación del expediente judicial electrónico para ejecuciones fiscales en el mes de abril de ese año. Para nosotros por más que hasta ese momento habíamos empezado a trabajar las dos realidades: papel más electrónico y con un back up electrónico, pasar a llevar adelante todo un expediente vía electrónica nos parecía algo que había que ir con mucho cuidado».
«Entonces había bastante temor de esa próxima implementación que iba a ocurrir y se iba a empezar con las ejecuciones fiscales, pero después nos toca atravesar a todos el contexto de pandemia y de un momento a otro la pregunta fue: ¿Cómo seguimos trabajando? ¿Cómo seguimos prestando un servicio en este contexto tan complejo? En una cultura que obviamente se iba modificando, pero con otros tiempos, no con los tiempos que la realidad nos impuso a todos en ese momento. Y luego de largas jornadas con mucho trabajo que no tenían horarios en el Consejo de la Magistratura en forma virtual y diferentes ámbitos. Empezaron a discutirse esos cambios, la dirección de informática con el equipo de Innovación, la administración del poder judicial, los consejeros y los magistrados todos tratando de ver cómo nos sumábamos y se iba acompañando ese contexto de emergencia para sumarnos al expediente digital ya de lleno», relató la jueza sobre la tarea judicial y los cambios producidos durante la pandemia.
Sobre el cambio de hábitos expresó que: «Todo ese proceso fue muy rápido, como les decía, ya había unas bases instaladas para que eso ocurriera, pero la cultura de la institución y la cultura de la sociedad toda: del abogado a pie que iba todos los días a tribunales, la experiencia y la cultura del expediente papel era muy fuerte. Pero la fuerza de las circunstancias hizo que ese cambio se diera de forma muy veloz y también se tomaron decisiones muy difíciles pero a la luz de los hechos muy acertadas como fue la digitalización de los expedientes que iban tramitando con la dificultad que genera todavía mirar el expediente y no tenerlo en papel para doblarlo y plegarlo que era la practica que teníamos hasta ese momento, saber buscar dónde ir al expediente papel para ver esos aspectos importantes que siempre queríamos repasar. Y pasar a esa realidad del expediente digital».
«Todos esos cambios se iban produciendo desde lo tecnológico, la traducción a las necesidades y que estos cambios acompañaran la legislación, que todas las modificaciones que fueron introducidas tuvieran un correlato en la legislación sobre los procedimientos y como llevar adelante los procesos fue acompañada por dos cambios normativos liminares desde la Legislatura que fueron dos leyes: la 6.402 y la 6.452 donde básicamente se consolida y se recoge en la ley algo que venia ocurriendo desde la practica que fue el domicilio electrónico de la anotación de los abogados dentro del Portal del Litigante que había aumentado hasta la pandemia el numero de inscriptos era un numero adecuado o normal pero con la pandemia creció exponencialmente. Y la de los empleados, funcionarios, magistrados del poder judicial de utilizar la firma electrónica. Estas cuestiones fueron recogidas por la legislación y además la posibilidad de hacer audiencias virtuales. Y en este contexto quiero destacar un gran cambio: la primera ley introdujo que los escritos como en otras jurisdicciones fueran presentados en cualquier momento del día y horario sin perjuicio de la validez del tiempo para empezar a contar los plazos de la presentación de esos escritos que se seguían rigiendo por nuestras reglas procesales. Pero ya ahí había un reconocimiento de un cambio que se venía gestando. Esa posibilidad del que el abogado pudiera presentar desde su lugar de trabajo, desde su domicilio un escrito en cualquier momento del día, fue un cambio cultural muy importante», argumentó la expositora sobre el cambio no solo en materia tecnológica sino también en el plano legislativo.
Al cierre de su disertación sostuvo que: «La idea que quiero transmitir es que a medida que se producían estos cambios, no era consciente que esta política pública, esta inmersión del Consejo de la Magistratura como administrador del poder judicial iba a seguir o no. No lo pensé nunca, era un cambio y una realidad que se había instalado y estábamos todos embarcados en poder sortear los obstáculos que el poder y la realidad nos presentaba. Pero me interesa remarcar el seguimiento de esas políticas, por ejemplo, algo que se empezó a pensar desde la jurisdicción es como a pesar de esos cambios legislativos necesitamos adaptar toda la ley procesal a esta realidad del expediente electrónico. Y este es un trabajo que con participación de los magistrados y los que integran el Ministerio Publico, la jurisdicción, el Consejo se viene discutiendo y se sigue discutiendo. Me parece que el sostenimiento de estas políticas permite pensar o advertir que estos cambios hay que abrazarlos y llevarlos adelante».
«Hay un desafío, y es algo que me cuestiono que es cómo es el acceso de las poblaciones vulnerables a la era digital, ya para los sectores vulnerables y desde del Consejo hay muchos que trabajan para acercar a los vulnerables a la justicia y en contarles los canales que tienen para poder defender sus derechos. Cómo el contexto de tecnología si agrava esa situación o que es lo que está ocurriendo ahí. Y qué posibilidades desde las políticas publicas hay para analizar esta cuestión. Y para ver cómo no excluir con la tecnología por cuestiones estructurales no les resulta fácil o no pueden acceder a la justicia», concluyó Schafrik.