Juezas porteñas hablaron sobre violencia de género en la Legislatura
La camarista Marta Paz y la jueza Natalia Molina expusieron en el ciclo de charlas “Conciencia de género y sociedades pacíficas: mujeres que lideran el cambio”, organizado por Business and Professional Women Recoleta (BPW) en la Legislatura porteña. Ambas coincidieron en la necesidad de que los jueces que entienden sobre casos de violencia de género tengan un entrenamiento o expertise en el tema.
El 18 de noviembre, Marta Paz -Presidenta de la Cámara Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires- y Natalia Molina -titular del Juzgado N° 8 en lo Penal, Contravencional y de Faltas- participaron del ciclo de charlas “Conciencia de género y sociedades pacíficas: mujeres que lideran el cambio”, organizado por Business and Professional Women Recoleta (BPW) en el Salón Montevideo de la Legislatura porteña. Ambas expusieron en el tercer panel, titulado “Violencia de Género: Perspectivas”. Además, estuvieron acompañadas por Silvia Gabriela Lommi –Subsecretaria de la Unidad de Coordinación Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres- y la Dra. Mónica Catani, quien ofició de coordinadora de la mesa de debate.
En primer lugar expuso Marta Paz, quien resaltó la concepción conservadora y el modelo androcéntrico que aún persiste en la Justicia, e indicó que “lo que tiene que ver con los derechos de las mujeres es una cuestión de derechos humanos”.
“Hay que progresar en la capacidad de innovar, y pensar en medidas de acción positiva en estos ámbitos como forma de romper esta estructura patriarcal donde el hombre entiende mejor el diálogo con el hombre, dónde el hombre no resigna poder y por eso el que está afuera del poder difícilmente acceda a él”, expresó la camarista.
Acerca de las estadísticas sobre violencia de género, señaló que no existe una evaluación certera, sino que “el diagnóstico que se hace siempre es voluntario y está lleno de prejuicios”. Por eso, resaltó la tarea de “capacitación, divulgación, de publicidad y de realizar estadísticas llevada a cabo por las juezas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Carmen Argibay –fallecida- y Elena Highton de Nolasco”, “fundamental para que se puedan gestionar políticas y adoptar medidas”.
Por otro lado, Paz indicó su trabajo realizado en la justicia porteña en relación a la publicación estadísticas sobre algunas cuestiones de mecanismos alternativos de solución de conflictos en causas de violencia de género, en los últimos dos años.
A continuación, la expositora apuntó contra los concursos para jueces, defensores y fiscales, ya que “deberían requerir expertise en derecho de género comprobable mediante artículos escritos o sentencias, como se requiere en otras áreas del derecho constitucional”. “No he conocido un solo concurso en el que alguna cuestión que tenga que ver con la violencia de género esté plasmada como problemática para ver como lo resolvería el futuro funcionario o magistrado, y eso es un déficit terrible”, argumentó.
Ya finalizando, Paz hizo referencia a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que demuele conceptos denigrantes sobre la mujer y que la Corte Suprema de Justicia ha determinado como obligatoria, pero que a pesar de eso “se los sigue leyendo en muchos fallos judiciales”. Al respecto Paz precisó: “En esa serie de conceptos está el de mujer mentirosa, mujer y de mujer fabuladora. Todos ellos son demolidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y uno acá sigue escuchando a magistrados reproducir estos conceptos”. Además, agregó que “la mujer puede mentir al igual que los varones, pero no más que los varones” y que “hay que analizar caso por caso ya que estereotipar a la mujer es terrible”.
Para concluir, Paz reprodujo la frase de la Dra. Elena Highton de Nolasco que remite a que el grupo de mujeres como colectivo es un grupo desaventajado: “Juzgar con perspectiva de género es poner igualdad donde no la hay”.
Después tuvo la palabra Natalia Molina, quien resaltó la Convención de Belém do Pará como un instrumento internacional que establece tres verbos típicos para que los Estados eviten la violencia contra la mujer: “Prevenir, erradicar y sancionar”. Y ubicó al Poder Judicial dentro de la obligación de sancionar, es decir “llevar a juicio a aquellos que ejercen la violencia contra las mujeres”.
A continuación, explicó el proceso que elabora la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación –donde las víctimas de violencia pueden recurrir las 24hs del día todo el año a hacer la denuncia frente a profesionales entrenados para comprender la violencia de género-. “Esta oficina trabaja con un equipo interdisciplinario que lo que hace luego de entrevistar a la víctima es hacer una evaluación de riesgo. Estos informes, más la recepción de la denuncia que en ocasiones se hace ante la Corte o frente a las fuerzas de seguridad, son elementos muy importantes que el juez debe considerar a la hora de tomar decisiones que el fiscal pueda solicitar como medidas cautelares, cuando el riesgo es muy alto”, precisó Molina. Además, señaló que “la violencia nuclea no solo a la persona, sino también a los niños que están inmersos dentro de esa situación”.
Respecto a los jueces que atienden este tipo de casos, la magistrada sostuvo que “es importante que tengan un entrenamiento especial con el tema de la violencia de género”. “Porque la violencia de género no es un tema privado, no es un tema menor que sucede dentro del ámbito familiar y si el marido golpea a su mujer no pasa nada. Es algo que trasciende el umbral de lo privado y se transporta a lo público”, agregó.
Sobre la contención que la víctima recibe en la ciudad de Buenos Aires, la jueza resaltó “un gabinete psicológico de asistencia” y el hecho de que “desde el inicio de las actuaciones hasta el momento que termina el caso, se dispone un acompañamiento psicológico; e inclusive cuando la víctima deba declarar en el juicio oral y público pueda tener la posibilidad de hacerlo sin la presencia del imputado en la audiencia”.
Además, indicó que “la violencia no es patrimonio de una clase social de nivel muy bajo, sino que se instaló en nuestra sociedad desde los niveles más bajos hasta los niveles más altos, donde se suele silenciar”.
Para concluir, Molina expresó: “Debe haber leyes eficaces que permitan empoderar a las mujeres y dar efectivamente los derechos, leyes que nos acompañen a los jueces, porque no somos inventores de las leyes sino que las ejecutamos”.