“La Ciudad tiene las herramientas para generar un servicio penitenciario nuevo”
Lo dijo la jueza Natalia Molina en su exposición sobre “Políticas Penitenciarias” durante el seminario sobre “Ejecución Penal” organizado el pasado 18 de agosto por el Consejero de la Magistratura por el estamento de los jueces José Sáez Capel.
La titular del juzgado N° 8 del Fuero Penal Contravencional y de Faltas la Ciudad de Buenos Aires, Natalia Molina, participó del seminario sobre “Ejecución Penal” que se realizó el 18 de agosto en el Salón de Actos del edificio del Poder Judicial de la Ciudad sito en Tacuarí 124, 1er piso. En su intervención la magistrada porteña abordó el tema de “La problemática actual en las cárceles argentinas” señalando aspectos del sistema y realizando diversas propuestas para generar un servicio penitenciario nuevo.
«Hace 8 años la Ciudad de Buenos Aires tenía 19 o 20 detenidos, hoy la cifra se duplicó y es de esperar que con el tercer convenio de competencias penales esta cifra vaya creciendo«, dijo la jueza Natalia Molina al iniciar su exposición, planteando la necesidad de generar un cambio del sistema carcelario ya que «la Ciudad tiene todas las herramientas posibles para poder generar un servicio penitenciario nuevo, es decir que no copie los modelos existentes”.
Tras destacar que en la Ciudad de Buenos Aires existen unos principios y lineamientos de política penitenciarias subscriptos en el año 2009 por el Consejo de la Magistratura local, surgidos a partir de una comisión de enlace penitenciario integrada por varios jueces, en la cual “se trabajó profundamente en estos lineamientos que son los que la Ciudad debiera seguir de cara a una política penitenciaria”, la magistrada reconoció que «para aquel entonces no era tan palpable la pena privativa de libertad» por la comisión de delitos, siendo «más característico el tema de los contraventores es decir el cumplimiento de la pena por el tema de la violación al código contravencional”.
Luego de mencionar la necesidad de generar un cambio al sistema penitenciario federal actual, la jueza porteña explayó su punto de vista acerca de cómo generar dicha posibilidad. “Hay varias cosas que hay que cambiar porque las grandes unidades carcelarias no tienen una gran efectividad, tienen que ser cárceles más pequeñas y creo que la seguridad tiene que estar separada claramente de lo que es el servicio de reinserción social. Que la seguridad se ocupe de ese aspecto y que la reinserción social, con un equipo interdisciplinario, trate toda la cuestión relativa a cómo se va a trabajar sobre el detenido para su correcta devolución a la sociedad en la libertad, que es lo que nos falta, y también la necesaria conexión que debe haber desde intramuros en toda esta preparación. Hasta que el detenido recupera la libertad tienen que haber una continuidad o una conexión con diferentes programas, especialmente relativos a adicciones , no sólo de drogas, sino también al alcohol, y además hoy en día tratar el tema de la violencia de género”, propuso.
Y agregó: “Creo positivamente que la mediación penitenciaria desarrollada con personas que conocen estabilidad para resolver problemas intramuros es fundamental para pacificar la cárcel. En la medida de que el sistema se ocupa y se preocupa del detenido haciendo un seguimiento el conflicto baja porque el detenido advierte una credibilidad en el sistema, y esa credibilidad hay que ir construyéndola. A mi criterio la herramienta del dialogo y la mediación es uno de los pilares fundamentales».
En su exposición, Molina también hizo hincapié en el rol de la educación de la población penitenciaria, en la aplicación de Códigos Procesales Penales que se adapten a «un correcto sistema carcelario», y en la «creación de un servicio penitenciario en la Ciudad» como una política pública «ligada a la seguridad ciudadana porque a través de un correcto servicio penitenciario lo que se evita es el nivel de reincidencia». «La óptica y la idea que se tiene de que la cárcel está hecha tan sólo para el castigo es algo que necesariamente debe cambiar. Todas estas ideas establecen una democratización de la cárcel con la participación de los propios internos en diferentes mesas de diálogos”, destacó.
Para finalizar la jueza dejó en claro cuál es su aspiración con respecto al sistema carcelario. “Es indispensable se empiece a trabajar con la conformación de un servicio penitenciario en la Ciudad. Ya empezamos, está el ‘centro de contraventores’ que es el principio, el comienzo del trazado de la historia del servicio penitenciario de la Ciudad. Ojalá que quienes tengan a cargo estas decisiones puedan comenzar a hacer esto porque este documento que se firmó en el Consejo de la Magistratura responde a un nivel muy avanzado de lo que puede ser un modelo penitenciario», dijo.
«Yo personalmente pienso que la cárcel no es la solución para todo tipo de delito, sino que es un sistema arcaico de solución de conflictos. Creo que el Estado antes debe estar presente antes de que ese sujeto se vincule con el sistema penal de modo de que le haga más propicio otras posibilidades de elección y le ponga en la mano otros niveles de educación para evitar que se contacte con el sistema penal. Pero cuando ya está en el sistema penal, el Estado tiene la enorme responsabilidad de poder hacer su trabajo y de devolver a la sociedad un ser humano que no vuelva a hacer daño, porque de lo contrario, la cárcel funciona como un potenciador de la violencia que es lo que está pasando ahora actualmente», concluyó.