Alumnas de danza se pusieron en la piel de la justicia
En el marco del Programa “La Justicia y la Escuela” llevado a cabo por el Consejo de la Magistratura de la CABA, se realizó un simulacro de una audiencia judicial interpretado por alumnas de la Escuela de Danzas “Aída Mastrazzi”. El mismo, contó la participación del titular del juzgado en lo Contencioso, Administrativo y Tributario N°24, Darío Reynoso, y la coordinadora del programa, Alicia Caruso. «Ponerse en la persona de aquellos que deciden contribuye a desacralizar la función de un juez», afirmó el magistrado
Este viernes 28 de agosto se realizó, en una sala de audiencias de los tribunales porteños ubicados en Tacuarí 124, un simulacro de audiencia judicial a cargo de alumnas de la Escuela de Danzas «Aída Mastrazzi». La actividad, organizada en el marco del Programa «La Justicia y la Escuela» que se impulsa desde el Consejo de la Magistratura de la CABA bajo la coordinación de Alicia Caruso, contó en esta oportunidad con la participación del juez porteño Darío Reynoso, titular del juzgado N° 24 en lo Contencioso Administrativo y Tributario. El magistrado formó parte de la experiencia como coordinador de la práctica, en calidad de juez a cargo del caso real que fue dramatizado y presentado por las estudiantes.
Frente a profesores, familiares e integrantes del programa, las alumnas recrearon una audiencia judicial, con el objetivo de comprender los procesos que tramitan ante los tribunales por intermedio de una la práctica vivencial que ayude a adquirir de manera más permeable los conocimientos judiciales.
Al inicio de la actividad y a modo de apertura, el juez Reynoso destacó la importancia de esta experiencia argumentando que gracias a esta modalidad interpretativa, los adolescentes pueden “ponerse en la persona de aquellos que deciden”, y que de esta manera también se contribuye a «desacralizar» la función de un juez. “El juez tiene poder para resolver, pero eso no implica que se convierta en autoritario, ya que justamente para eso está la ley que le pone ciertos y determinados límites acerca de sus funciones y sus facultades”, subrayó.
En esta oportunidad, las estudiantes representaron un caso que tuvo como problema principal la ubicación de una bicisenda que tenía paso obligado sobre la vereda frente a la puerta de una institución educativa, situación que según la parte actora generaba un potencial peligro para los niños que salían del lugar debido al tránsito permanente de bicicletas a alta velocidad. La simulación contó con la representación de las partes, testimonios, y resolución por parte de quien oficiaba como juez de la causa.
En el caso real, el juez Reynoso solicitó al Gobierno porteño que presente dos propuestas de posible solución al conflicto, para posteriormente, y ante las propuestas presentadas, disponer que en se baje la bicisenda de la vereda a la calle, y convertirla en una ciclovía en la zona próxima al colegio. En la simulación, la alumna en el papel de jueza, también coincidió con esta solución, sumando la orden al Gobierno de la Ciudad de disponer de guardias de tránsito en los horarios de entrada y salida de la escuela y la ubicación de dos estaciones de «Ecobici» en las inmediaciones de la institución educativa.
La Justicia y la Escuela, hace eje en la interpretación de un caso testigo acontecido en el ámbito de la Justicia de la Ciudad por parte de estudiantes, y tiene por objetivo “dar a conocer el Poder Judicial a los alumnos de las escuelas de la Ciudad, por intermedio de una actividad lúdica, entendiendo que una práctica vivencial garantiza un mejor aprendizaje para los mismos”.
Al finalizar la representación, el juez porteño manifestó que un juez “no debe ser puesto en un olimpo” y tampoco debe “situarse en una campana de cristal”, sino que su rol principal se compenetra en la función de decidir, poniendo en valor «el compromiso de ocupar un cargo público con responsabilidad«.